Publicado en la edición gráfica del Periódico La Nación el Miércoles 26 de marzo de 2008. El manifestante que fue agredido por el piquetero relató el episodio a LANACION.com; querellará al dirigente.
Alejandro Gaham vio el discurso de Cristina Kirchner por televisión, en la casa en la que suele quedarse cada vez que viaja a Buenos Aires. Indignado por lo que escuchó, decidió caminar hasta la Plaza de Mayo en cuanto supo que manifestantes habían empezado a reunirse frente a la Casa de Gobierno para rechazar las palabras de la Presidenta.
Llegó a los alrededores de la Pirámide de Mayo cerca de las 23. Estaba solo. No pasó demasiado tiempo hasta que empezó a escuchar los "rumores" de que Luis D’Elía y sus hombres llegarían a la Plaza para contrarrestar el cacerolazo que ya había tomado forma a su alrededor.
"Ante las primeras versiones de que D’Elía se acercaba, decidí, junto a un grupo de gente, volver a la Plaza de la República [frente al Obelisco]. Queríamos evitarlo", relató Gahan a LANACION.com.
A mitad de camino. Gahan contó que el líder piquetero y los hombres que lo seguían los sorprendieron ya a varios metros del centro de la Plaza, pero aún lejos del Obelisco.
Según el hombre, que hasta el año pasado fue miembro activo de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, el contacto verbal con D’Elía fue unidireccional. "Empecé a preguntarle si teníamos que pedirle permiso para manifestarnos de manera pacífica y democráticamente. Aunque no me contestó, insistí", recordó.
Trompadas y palos. Hasta este punto llegan las imágenes claras que guarda su memoria. Lo siguiente que recuerda es el puñetazo del piquetero que lo dejó en el piso, el mismo que quedó registrado por las cámaras. "En las imágenes sé muy bien que no lo insulte ni me violenté. En cuanto caí al piso sentí más trompadas y golpes con palos", continuó.
El entrerriano, que hace unos años tuvo tierras en Gualeguaychú y ahora se dedica a la actividad comercial, aseguró que, desde el piso, no tenía posibilidad de responder a las agresiones. Y que tampoco era su intención.
La gresca terminó cuando uno de los golpes lo alejó del epicentro de la pelea. "Trompada va, trompada viene hasta que una de las piñas me empuja y me deja a la altura de la Avenida de Mayo", describió.
Vejación. Todavía molesto por los golpes, Gahan no ocultó su enojo. "La sensación de vejación es más dolorosa que la agresión física. Es violento y doloroso que, sin ningún tipo de escrúpulos, se impida una manifestación pacífica y que se lo haga con total impunidad", afirma.
Para Gahan "no hay duda" de que D’Elía actuó con el "visto bueno" de la Casa Rosada. "D’Elía tiene un padre, que es el Gobierno. Acá hubo un claro aval, no sólo de Cristina, sino también de Néstor Kirchner. El Gobierno sabe como se maneja y no es la primera vez que pasa una cosa así", razonó. "Tiene la impunidad que le da el Gobierno", añadió.
Querella. El gualeguaychuense hizo la denuncia apenas pudo alejarse de la zona. Quedó radicada en la comisaría 3º, en la calle Tucumán al 1500. No piensa dejar el tema legal allí. Su abogado prepara una querella por lesiones dolosas que presentará ante la Justicia en las próximas horas.
Por otra parte, consideró que el discurso de Cristina Kirchner fue un verdadero "disparador" de furia. "La Presidenta tuvo una actitud agraviante y ofensiva, de mucha ironía y muy sobradora. Además, planteó términos de enfrentamiento que están perimidos hace treinta años", evaluó.
Encono. Sus cuestionamientos fueron más allá. Según Gahan, las palabras de la Presidenta son evidencia de "alguien que ejerce mal el poder, sin la sensibilidad que requiere gobernar". El mensaje es además, según él, una prueba de que "se quiere seguir imponiendo el odio y el encono y eso es perverso".
Lucrecia Bullrich
De la Redacción de LANACION.com
lbullrich@lanacion.com.ar
Alejandro Gaham vio el discurso de Cristina Kirchner por televisión, en la casa en la que suele quedarse cada vez que viaja a Buenos Aires. Indignado por lo que escuchó, decidió caminar hasta la Plaza de Mayo en cuanto supo que manifestantes habían empezado a reunirse frente a la Casa de Gobierno para rechazar las palabras de la Presidenta.
Llegó a los alrededores de la Pirámide de Mayo cerca de las 23. Estaba solo. No pasó demasiado tiempo hasta que empezó a escuchar los "rumores" de que Luis D’Elía y sus hombres llegarían a la Plaza para contrarrestar el cacerolazo que ya había tomado forma a su alrededor.
"Ante las primeras versiones de que D’Elía se acercaba, decidí, junto a un grupo de gente, volver a la Plaza de la República [frente al Obelisco]. Queríamos evitarlo", relató Gahan a LANACION.com.
A mitad de camino. Gahan contó que el líder piquetero y los hombres que lo seguían los sorprendieron ya a varios metros del centro de la Plaza, pero aún lejos del Obelisco.
Según el hombre, que hasta el año pasado fue miembro activo de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, el contacto verbal con D’Elía fue unidireccional. "Empecé a preguntarle si teníamos que pedirle permiso para manifestarnos de manera pacífica y democráticamente. Aunque no me contestó, insistí", recordó.
Trompadas y palos. Hasta este punto llegan las imágenes claras que guarda su memoria. Lo siguiente que recuerda es el puñetazo del piquetero que lo dejó en el piso, el mismo que quedó registrado por las cámaras. "En las imágenes sé muy bien que no lo insulte ni me violenté. En cuanto caí al piso sentí más trompadas y golpes con palos", continuó.
El entrerriano, que hace unos años tuvo tierras en Gualeguaychú y ahora se dedica a la actividad comercial, aseguró que, desde el piso, no tenía posibilidad de responder a las agresiones. Y que tampoco era su intención.
La gresca terminó cuando uno de los golpes lo alejó del epicentro de la pelea. "Trompada va, trompada viene hasta que una de las piñas me empuja y me deja a la altura de la Avenida de Mayo", describió.
Vejación. Todavía molesto por los golpes, Gahan no ocultó su enojo. "La sensación de vejación es más dolorosa que la agresión física. Es violento y doloroso que, sin ningún tipo de escrúpulos, se impida una manifestación pacífica y que se lo haga con total impunidad", afirma.
Para Gahan "no hay duda" de que D’Elía actuó con el "visto bueno" de la Casa Rosada. "D’Elía tiene un padre, que es el Gobierno. Acá hubo un claro aval, no sólo de Cristina, sino también de Néstor Kirchner. El Gobierno sabe como se maneja y no es la primera vez que pasa una cosa así", razonó. "Tiene la impunidad que le da el Gobierno", añadió.
Querella. El gualeguaychuense hizo la denuncia apenas pudo alejarse de la zona. Quedó radicada en la comisaría 3º, en la calle Tucumán al 1500. No piensa dejar el tema legal allí. Su abogado prepara una querella por lesiones dolosas que presentará ante la Justicia en las próximas horas.
Por otra parte, consideró que el discurso de Cristina Kirchner fue un verdadero "disparador" de furia. "La Presidenta tuvo una actitud agraviante y ofensiva, de mucha ironía y muy sobradora. Además, planteó términos de enfrentamiento que están perimidos hace treinta años", evaluó.
Encono. Sus cuestionamientos fueron más allá. Según Gahan, las palabras de la Presidenta son evidencia de "alguien que ejerce mal el poder, sin la sensibilidad que requiere gobernar". El mensaje es además, según él, una prueba de que "se quiere seguir imponiendo el odio y el encono y eso es perverso".
Lucrecia Bullrich
De la Redacción de LANACION.com
lbullrich@lanacion.com.ar