Entrevista exclusiva de LANACION.com con la ex coordinadora del IPC nacional, Marcela Almeida, quien criticó la decisión oficial de eliminar el índice que mide la suba de precios en algunas provincias. Jueves 22 de mayo de 2008.
Si el espejo estadístico no refleja la realidad deseada quizás sea mejor romperlo. Así piensa una de las creadoras del IPC nacional y ex coordinadora de la medición de ese índice en el Indec, Marcela Almeida, quien aseguró que "nadie sabe cuál es hoy la inflación".
La técnica desplazada en agosto de 2007, hoy miembro de la comisión de ATE, denunció que la maniobra oficial intenta eliminar la brecha existente entre el índice que vio la luz por primera vez en octubre de 2005 y el que mide la inflación en GBA.
Es que las variaciones de algunas provincias, como San Luis, Santa Fe, y anteriormente, Mendoza, casi triplican al que mide la suba de precios en el Gran Buenos Aires. Esta es la referencia que muchos economistas privados toman para deducir que la inflación en el país supera el 20%.
La decisión de desmantelar el IPC nacional, que irónicamente fuera impulsado por Néstor Kirchner, fue confirmada a mediados de mayo por la directora del Indec, Ana María Edwin, al director provincial de Estadística y Censos de San Luis, Oscar Garraza, a mediados de mayo.
Pero además, la doctora en Matemáticas de la UBA no ahorró críticas al lanzamiento del nuevo IPC GBA. "Los elementos técnicos que incluyeron son para permitir, en una forma más legal, una mayor manipulación", afirmó.
- ¿Por qué el Gobierno busca desmantelar un índice que impulsó en algún momento?
-Yo creo que es lo obvio. Busca dejar de mostrar esa brecha que existe entre algunas provincias y el IPC-GBA. Me aventuro además a decir que es difícil tener el control de lo que ocurre en las provincias. Dijeron hace unos días que lanzaron un nuevo índice para modernizar las estadísticas, pero moderno es extender la cobertura geográfica no achicarla. Además, recuerdo que cuando tuvieron que explicar por qué daban diferentes los índices con las provincias dijeron que había sido porque las canastas relevadas eran más chicas. Ahora van a reducir las canastas del IPC-GBA. Es lamentable.
- ¿Cree que las provincias reflejan la inflación real o hay alguna motivación política?
-No tiene lógica pensar que una provincia va a poner en las encuestas precios más altos de los que verdaderamente consigna. Sería un complot medio extraño. Sí puede haber diferencias porque no todas las provincias tienen el mismo comportamiento. Pero en la estimación que hizo ATE el año pasado tomando a Mendoza como referencia, porque se parece Buenos Aires, la inflación anual mostraba un alza de entre 22 y 26%. El triple del índice oficial. En realidad, nadie sabe cuál es hoy la inflación.
- ¿Qué consecuencias trae al Indec que desaparezca el IPC nacional?
-El IPC nacional fue un operativo trabajoso. Tuvimos que conseguir una fluida coordinación con las provincias, los equipos, allí, son más difíciles de armar, y todo llevó un buen tiempo. Yo espero que las provincias puedan seguir de manera autónoma con el proyecto. Aquí se rumorea que se va a seguir calculando como antes pero que no se va a publicar. Pero todo quedó ya muy frenado. Habría que haber incorporado a cinco provincias el año pasado. Eso hubiera sido importante.
- ¿Se pierde la oportunidad de modernizar las estadísticas?
- Yo creo que sí. Además están desarticulando todos los equipos. Empezar de nuevo es perder la capacitación que se invirtió en mucha gente. Se tira todo a la basura sólo con la intencionalidad política de seguir tapando algo que en algún momento va a salir a flote. A largo plazo, se genera un desmantelamiento de la institución y una pérdida de credibilidad que es difícil de recuperar.
- ¿Cómo fue su salida como coordinadora del IPC nacional?
- A mi me corrieron en agosto de 2007. No a mi sola. Éramos ocho o nueve. Primero nos sacaron las claves, acceso al sistema informático. Estuvimos casi un mes sin tareas. Uno por uno, nos fueron sacando del edificio o nos retiraban los escritorios. Yo hice el reclamo por mi salida, mandé tres telegramas pero no los contestaron. El jefe de personal me dijo que mejor me quedara en el sindicato porque estaba más protegida, pero sigo sin tareas.
- Hasta ese momento, ¿cómo evalúa el funcionamiento del IPC nacional?
Tenía todo el background del IPC general. El sistema informático era mejor. Era una medida que estaba en constante mejoramiento: en la comunicación con las provincias, los sistemas de control. Había invertido mucho tiempo y funcionaba mejor que el IPC GBA en muchos aspectos.
- ¿Cómo era la relación con los directores provinciales?
-No era cotidiana porque ellos tienen un cargo más elevado. Yo trabajaba más con los equipos técnicos que se dedicaban al IPC. Igualmente los conocía. La relación, en general, era buena. Lo que pasó es que cuando empezaron a modificar el resultado de algunas provincias, es Paglieri quien me dice: "Bueno, ya hablé con todas las provincias y todas salvo Mendoza y San Luis, se adhieren a trabajar con la metodología del GBA".
- ¿Alguna vez le explicaron el cambio en la metodología?
-Nosotros sabíamos que consistía en ponerle topes a los aumentos. Había ciertas variaciones que eran consideradas excesivas y, por eso se ponían topes y se sacaban esos resultados de la encuesta final. Eso podía achatar el promedio hasta un punto.
- ¿Cómo cree que afectan estos cambios en el Indec?
-La calidad de los productos del Indec está bajando mucho. Por ejemplo, si uno mira los resultados del IPC GBA anuales del servicio doméstico se observa que están decayendo. Da negativo hace más de un año. Esto es imposible. Un buen cálculo demuestra que los salarios están subiendo. Paglieri siempre quiso sacar ese ítem porque dice que los salarios no te pueden indexar un índice de precios. Otro ejemplo es el censo agropecuario. Estaba previsto para septiembre-octubre, que es cuando se hace siempre, pero lo adelantaron para junio. Suponemos que por el problema con el campo. Para eso disgregaron al equipo que hizo esta tarea en 1998 y 2002. Separaron la oficina con una mampara y pusieron de un lado a los que iban a participar y del otro a los que no. Nombraron una nueva coordinadora y trabajan con gente que tiene una situación contractual más débil. Pero además es un mal momento para hacer el censo: por el conflicto, por razones climáticas y por el stock ganadero. Además, es una cosa apresurada. Para poder hacerlo más rápido tuvieron que duplicar el presupuesto (de $ 11 a $ 21 millones). Todo es una especie de mamarracho.
- ¿Cómo considera el lanzamiento del nuevo IPC para GBA?
-La forma en que se presentó lo entierra. Un evento hecho a las escondidas, en un hotel lejano, al que no asistió nadie de metodología estadística. Además, lo lanzaron Paglieri y Edwin, que están sospechadas en las causas judiciales. Por otra parle, es [el jefe de Gabinete], Alberto Fernández, un político, quien da las explicaciones finales. Explicaciones superficiales. Parece una cargada. Los elementos técnicos que incluyeron son para permitir, en una forma más legal, una mayor manipulación.
- ¿Pedirán una audiencia con el nuevo ministro de Economía?
-Pedimos una entrevista. Porque desde que empezó todo esto, lo único que queremos es que alguna autoridad nos escuche. Queremos explicarles que esto no le sirve a nadie, y menos a los que vivimos de un salario, porque están escondiendo que cada vez podemos comprar menos. Pero además esto no sirve para generar políticas. Hasta ahora no tuvimos respuesta.
Francisco Jueguen
De la Redacción de LANACION.com
fjueguen@lanacion.com.ar
Si el espejo estadístico no refleja la realidad deseada quizás sea mejor romperlo. Así piensa una de las creadoras del IPC nacional y ex coordinadora de la medición de ese índice en el Indec, Marcela Almeida, quien aseguró que "nadie sabe cuál es hoy la inflación".
La técnica desplazada en agosto de 2007, hoy miembro de la comisión de ATE, denunció que la maniobra oficial intenta eliminar la brecha existente entre el índice que vio la luz por primera vez en octubre de 2005 y el que mide la inflación en GBA.
Es que las variaciones de algunas provincias, como San Luis, Santa Fe, y anteriormente, Mendoza, casi triplican al que mide la suba de precios en el Gran Buenos Aires. Esta es la referencia que muchos economistas privados toman para deducir que la inflación en el país supera el 20%.
La decisión de desmantelar el IPC nacional, que irónicamente fuera impulsado por Néstor Kirchner, fue confirmada a mediados de mayo por la directora del Indec, Ana María Edwin, al director provincial de Estadística y Censos de San Luis, Oscar Garraza, a mediados de mayo.
Pero además, la doctora en Matemáticas de la UBA no ahorró críticas al lanzamiento del nuevo IPC GBA. "Los elementos técnicos que incluyeron son para permitir, en una forma más legal, una mayor manipulación", afirmó.
- ¿Por qué el Gobierno busca desmantelar un índice que impulsó en algún momento?
-Yo creo que es lo obvio. Busca dejar de mostrar esa brecha que existe entre algunas provincias y el IPC-GBA. Me aventuro además a decir que es difícil tener el control de lo que ocurre en las provincias. Dijeron hace unos días que lanzaron un nuevo índice para modernizar las estadísticas, pero moderno es extender la cobertura geográfica no achicarla. Además, recuerdo que cuando tuvieron que explicar por qué daban diferentes los índices con las provincias dijeron que había sido porque las canastas relevadas eran más chicas. Ahora van a reducir las canastas del IPC-GBA. Es lamentable.
- ¿Cree que las provincias reflejan la inflación real o hay alguna motivación política?
-No tiene lógica pensar que una provincia va a poner en las encuestas precios más altos de los que verdaderamente consigna. Sería un complot medio extraño. Sí puede haber diferencias porque no todas las provincias tienen el mismo comportamiento. Pero en la estimación que hizo ATE el año pasado tomando a Mendoza como referencia, porque se parece Buenos Aires, la inflación anual mostraba un alza de entre 22 y 26%. El triple del índice oficial. En realidad, nadie sabe cuál es hoy la inflación.
- ¿Qué consecuencias trae al Indec que desaparezca el IPC nacional?
-El IPC nacional fue un operativo trabajoso. Tuvimos que conseguir una fluida coordinación con las provincias, los equipos, allí, son más difíciles de armar, y todo llevó un buen tiempo. Yo espero que las provincias puedan seguir de manera autónoma con el proyecto. Aquí se rumorea que se va a seguir calculando como antes pero que no se va a publicar. Pero todo quedó ya muy frenado. Habría que haber incorporado a cinco provincias el año pasado. Eso hubiera sido importante.
- ¿Se pierde la oportunidad de modernizar las estadísticas?
- Yo creo que sí. Además están desarticulando todos los equipos. Empezar de nuevo es perder la capacitación que se invirtió en mucha gente. Se tira todo a la basura sólo con la intencionalidad política de seguir tapando algo que en algún momento va a salir a flote. A largo plazo, se genera un desmantelamiento de la institución y una pérdida de credibilidad que es difícil de recuperar.
- ¿Cómo fue su salida como coordinadora del IPC nacional?
- A mi me corrieron en agosto de 2007. No a mi sola. Éramos ocho o nueve. Primero nos sacaron las claves, acceso al sistema informático. Estuvimos casi un mes sin tareas. Uno por uno, nos fueron sacando del edificio o nos retiraban los escritorios. Yo hice el reclamo por mi salida, mandé tres telegramas pero no los contestaron. El jefe de personal me dijo que mejor me quedara en el sindicato porque estaba más protegida, pero sigo sin tareas.
- Hasta ese momento, ¿cómo evalúa el funcionamiento del IPC nacional?
Tenía todo el background del IPC general. El sistema informático era mejor. Era una medida que estaba en constante mejoramiento: en la comunicación con las provincias, los sistemas de control. Había invertido mucho tiempo y funcionaba mejor que el IPC GBA en muchos aspectos.
- ¿Cómo era la relación con los directores provinciales?
-No era cotidiana porque ellos tienen un cargo más elevado. Yo trabajaba más con los equipos técnicos que se dedicaban al IPC. Igualmente los conocía. La relación, en general, era buena. Lo que pasó es que cuando empezaron a modificar el resultado de algunas provincias, es Paglieri quien me dice: "Bueno, ya hablé con todas las provincias y todas salvo Mendoza y San Luis, se adhieren a trabajar con la metodología del GBA".
- ¿Alguna vez le explicaron el cambio en la metodología?
-Nosotros sabíamos que consistía en ponerle topes a los aumentos. Había ciertas variaciones que eran consideradas excesivas y, por eso se ponían topes y se sacaban esos resultados de la encuesta final. Eso podía achatar el promedio hasta un punto.
- ¿Cómo cree que afectan estos cambios en el Indec?
-La calidad de los productos del Indec está bajando mucho. Por ejemplo, si uno mira los resultados del IPC GBA anuales del servicio doméstico se observa que están decayendo. Da negativo hace más de un año. Esto es imposible. Un buen cálculo demuestra que los salarios están subiendo. Paglieri siempre quiso sacar ese ítem porque dice que los salarios no te pueden indexar un índice de precios. Otro ejemplo es el censo agropecuario. Estaba previsto para septiembre-octubre, que es cuando se hace siempre, pero lo adelantaron para junio. Suponemos que por el problema con el campo. Para eso disgregaron al equipo que hizo esta tarea en 1998 y 2002. Separaron la oficina con una mampara y pusieron de un lado a los que iban a participar y del otro a los que no. Nombraron una nueva coordinadora y trabajan con gente que tiene una situación contractual más débil. Pero además es un mal momento para hacer el censo: por el conflicto, por razones climáticas y por el stock ganadero. Además, es una cosa apresurada. Para poder hacerlo más rápido tuvieron que duplicar el presupuesto (de $ 11 a $ 21 millones). Todo es una especie de mamarracho.
- ¿Cómo considera el lanzamiento del nuevo IPC para GBA?
-La forma en que se presentó lo entierra. Un evento hecho a las escondidas, en un hotel lejano, al que no asistió nadie de metodología estadística. Además, lo lanzaron Paglieri y Edwin, que están sospechadas en las causas judiciales. Por otra parle, es [el jefe de Gabinete], Alberto Fernández, un político, quien da las explicaciones finales. Explicaciones superficiales. Parece una cargada. Los elementos técnicos que incluyeron son para permitir, en una forma más legal, una mayor manipulación.
- ¿Pedirán una audiencia con el nuevo ministro de Economía?
-Pedimos una entrevista. Porque desde que empezó todo esto, lo único que queremos es que alguna autoridad nos escuche. Queremos explicarles que esto no le sirve a nadie, y menos a los que vivimos de un salario, porque están escondiendo que cada vez podemos comprar menos. Pero además esto no sirve para generar políticas. Hasta ahora no tuvimos respuesta.
Francisco Jueguen
De la Redacción de LANACION.com
fjueguen@lanacion.com.ar